Las diversas condiciones geográficas que se
presentan en el espacio nacional (históricas y culturales), configuraron una seria de espacios económicos compiten con los
conjuntos de formas culturales precedentes.
Esta situación, la del choque de perspectivas respecto del uso y magnitud propiaciada
por el Extractivismo de recursos naturales, se expresa en disconformidades en
las comunidades locales, las cuales, empoderadas de sus derechos y en pos de
mejorar su situación toman parte en un conflicto que tiene por objeto
mejorar o mantener su calidad de vida.
El Extractivismo y la industrialización del espacio
El
extractivismo, es un enfoque de uso del medio ambiente en la cual se entiende
que todos los ecosistemas/componentes presentes en un entorno, tienen como
finalidad servir al ser humano. La característica fundamental de aquel proceso,
es que su realización supera en escala a todas las formas de uso de la naturaleza
conocidas hasta la contemporaneidad. El carácter industrial de este enfoque, en
el espacio latinoamericano es la materialización, en términos económicos, de una serie de eventos geopolíticos
ocurridos en el continente desde la colonización Española, la independencia de
esta, la llegada del capitalismo clásico y la apertura al modelo neoliberal de economía.
En
sí mismo, el extractivismo contemporáneo se apoya en la generación de
infraestructuras que suponen una rápida circulación de materias primas y –para el
caso de nuestro continente- mayormente de productos poco manufacturados, circulando
desde su lugar de extracción/producción, hasta los puntos donde estos son
enviados a otros puntos del planeta (zonas portuarias). En este sentido, para
saber el estado del extractivismo en América del sur, es necesario consultar
cuales son las instancias creadas para conectar puntos alejados de las
centralidades funcionales a la circulación, respecto de sus áreas de
influencia.
Diagrama de nodos y líneas. El desarrollo como enfoque adoptado por la mayoría de los países latinoamericanos y también, por la mayoría de los países periféricos del mundo, implica la venta, arriendo u otras formas legales de uso para los componentes de valor económico de los entornos. La abstracción de la realidad geográfica sólo a sus atributos de interés (carreteras, ciudades ferrocarriles, oleoductos, líneas de transmisión, entre otros), sintetiza el accionar que tiene la industria respecto del modelo extractivo que, para nuestro contexto, se materializa a través de un plan integrado de comunicación para su uso a escala industrial.
El
plan IIRSA (Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional
Suramericana), es la materialización del extractivismo a escala continental.
Este plan, no considerando las externalidades generadas desde la extracción de
minerales, generación de energía eléctrica, producción de productos
agro-silvo-pecuario-industriales, realizando profundos cambios en la esfera
biótica de los entornos, incluyendo al ser humano y su relación cultural precedente
a la forma extractivista. El pretexto de esta intervención es la generación de
empleos que, al mismo tiempo, disminuyen la calidad de vida de quien los
realiza y subsecuentemente, aumentando el proceso del proceso de cambio
climático.
La modernización del saber artesanal
Si
el extractivismo es la manifestación de la producción económica a gran escala,
la modernización de la producción artesanal es una forma de industrialización a
una escala humana/micropolítica. Debido a que la ciudad o modo urbano de
realizar relaciones sociales territorialmente se amplía, los antiguos
artesanos, otrora dueños de sus saberes y sin imposiciones a sus procesos
productivos, en la actualidad, para poder ingresar a la economía formal urbana,
deben necesariamente estandarizar sus procesos productos. La estandarización de
los procesos productivos, en sentido amplio es una vía en que se asegure condiciones
sanitarias a los consumidores, no obstante, la aplicación de las normas
sanitarias genera ampliar repercusiones para el pequeño productor más que para
el sector industrial.
Debido
a que el sector industrial se compone por la sumatoria –en términos abstractos-
de varias formas de capital (capital cultural, capital social, capital materia,
capital financiero, entre otros), el pequeño productor, contrariamente no tiene
más que su capital cultural o saber (la mayoría de las veces legado de
generación en generación) para generar algún tipo de bien que le permita
subsistir. Esta condición subordina al productor artesanal, el cual para
participar en la economía formal debe modernizar (sanitizar) la materialidad
donde genera sus procesos productivos o simplemente no participar de la
economía formal.
Concretamente,
más allá de un productor de quesos de cabras, un productor de miel o cualquier
otro tipo de producción de pequeña escala que implique materialidad en el
proceso de producción, para los productores agrícolas, resulta imposible
competir con por ejemplo, un pozo de extracción de agua de 150 metros de profundidad,
situación reiterativa sobre todo en casos emblemáticos de Petorca, La Ligua,
entre muchos otros.
Si
las formas y relaciones sociales locales son en sí mismas el reflejo de las
particularidades de su entorno, el Extractivismo y su modo de intervención
territorial, es un proceso exógeno, que muchas veces en su implementación
intenta a-culturizar a individuos que mantienen rasgos de identidad territorial
marcados. El proceso a-culturativo, configura un sin número conflictos
ambientales ya sea por la recuperación de su entorno o bien, para evitar la generación
de proyectos que destruyan total o parcialmente la integridad de su territorio.
En
relación a esto, el Extractivismo y la identidad son dos aspectos vinculados al
quehacer cívico de los seres humanos, es decir, cuando dos partes utilizan los
recursos que tienen a mano, se establece una negociación política sobre la
situación que les aqueja a ambos. En este sentido, el Instituto Nacional de Derechos
Humanos ha detectado al año 2015, 102 conflictos ambientales en Chile, los
cuales involucran, en su mayoría, a diversos actores territoriales, especialmente
pobladores que precisan de soluciones para evitar o mitigar las afectaciones en
procesos de evaluación ambiental que muchas veces no es inclusivo.
Casos
como este abundan, siendo un caso emblemático el ocurrido en la comuna de
Freirina, comuna ubicada en la Región de Atacama, durante el año 2012. Este
evento resignificó la opinión de la ciudadanía, la cual descontenta por el
accionar inapropiado e unilateral por parte de la empresa Agrosuper S.A., reaccionando violentamente. En concordancia
con esto mismo, también existen conflictos donde la identidad territorial
vehiculiza acciones colectivas para con empresas que, a través del Extractivismo,
afectan su modo de vida y además, están directamente relacionadas con el Cambio
climático. El caso de la reivindicación Mapuche es un claro ejemplo de de
imbricación del Extractivismo en la identidad territorial y un caso de
reivindicación cultural.
Obrayan Tapia Pará
Taller de Periodismo
Diplomado Internacional de Verano
Santiago de Chile
Enero de 2017
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