Tuesday, 24 January 2017

Minería y modelo extractivista: Los grandes desafíos para la vida y economía chilena


Frente al avance de la megaminería, “es fundamental el proteger los ecosistemas frágiles, las zonas de los glaciares, los nacimientos de los ríos, las cabezas de cuenca, se deben proteger y resguardar los derechos de los pueblos indígenas, junto al de las comunidades campesinas. Pues está ahí la posibilidad de no hipotecar nuestra vida o nuestro futuro, junto al de las generaciones que vienen”, afirma Lucio Cuenca Director de una de las ONG que más se ha puesto a las políticas extractivistas en Chile y América Latina.


Por: Hugo Muñoz
Taller de Periodismo
Diplomado Internacional de Verano
Enero 2017
Extractos y comentarios desde entrevista a Lucio Cuenca,
Director de OLCA, Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales.
_________________________________


En Chile durante los últimos 25 años se experimenta un proceso de fuerte expansión de la “Gran Minería”, el cual se caracteriza también por una fuerte expansión en lo territorial, lo cual ha afectado a distintas comunidades y medioambientes, directa e indirectamente.

El Chile de hoy, deja atrás la Minería que se asociaba estrechamente al desarrollo del país, donde los recursos en su totalidad eran en directo beneficio de los chilenos, lo que generaba un vínculo más cercano. Hoy en día, la actividad minera se ha triplicado, pero más del 70% ha sido entregado a compañías extranjeras, las cuales tributan en sus países de origen o en paraísos fiscales. Por tanto los aportes a Chile son mínimos frente a los beneficios que obtienen. Dejando a nuestros haber las distintas problemáticas ambientales y sociales que emergen desde la actividad. Lo anterior, ha significado una desconexión de las comunidades hacia la minería, y leen por otra parte, la amenaza que constituye cada proyecto que se presenta.

Todo este proceso se ha reforzado por el Tratado Minero entre Chile y Argentina de 1997, mediante el cual se otorgan licencias y grandes beneficios a empresas extranjeras para operar en nuestro Territorio, con el fin de una explotación sistemática de los yacimientos. Y con ello, una mayor ocupación de territorios,  que hasta hace poco no conocían de Minería, de un fuerte consumo de nuestros recursos hídricos, un mayor requerimiento energético y de una mayor generación de residuos contaminantes.

La Gran Minería, hoy en conocimiento de los grandes impactos ambientales que pueden generar, y frente a una normativa que trata de contener los posibles impactos negativos o el daño ambiental que se pueda generar, es que busca nuevas soluciones al tema del depósito de los residuos de los distintos procesos mineros, llegando a plantear el depositarlos en los fondos oceánicos. Este tipo de propuesta, habla de una falta de comprensión y del desconocimiento de que existen territorios que no deben ser tocados, dados sus frágiles equilibrios o por las consecuencias que podrían desencadenarse a largo plazo, puesto que además, se constituyen en nuestros reservorios para un futuro.

Es importante contextualizar el hecho que existe una campaña sistemática por imponer el filtro de la Minería a la posibilidades del país, así como de su dependencia para el desarrollo en el tiempo. Generando con ello, conocidos episodios de corrupción entre la empresa y lo público, captando y corrompiendo, debilitando aún más la institucionalidad democrática de Chile.

En concreto, la Minería aporta con unos 70.000 puestos de trabajo, que se incrementan a unos 200.000 mediante las sub-contrataciones, frente a un escenario de fuerza laboral en el país, en torno a las 7.000.000 de personas. Lo que se traduce en un 2% de todo el empleo nacional. Esto habla que el resto del país posee otros horizontes de desarrollo, los cuales deben ser potenciados para buscar y encontrar nuevas claves para un desarrollo sustentable, posiblemente apoyadas por la investigación de las ciencias y la tecnología, puestos en función de mejorar la calidad de vida de las Comunidades y Territorios.

Es muy importante el establecer límites a la actividad extractivista, pues existen patrimonios humanos y naturales que deben ser protegidos y de los cuales depende también nuestra alimentación. Éstos espacios territoriales que es necesario proteger, poseen también fuentes de agua, de las cuales depende nuestra vida  y la vida de los ecosistemas. Zonas que debieran ser declaradas como intangibles para la Minería, ejemplo de aquello, son los glaciares. “Es fundamental el proteger los ecosistemas frágiles, las zonas de los glaciares, los nacimientos de los ríos, las cabezas de cuenca, se deben proteger y resguardar los derechos de los pueblos indígenas, junto al de las comunidades campesinas. Pues está ahí la posibilidad de no hipotecar nuestra vida o nuestro futuro, junto al de las generaciones que vienen”.

En torno a lo anterior, y a modo de propuesta para una futura política económica para el país, sería provechoso, desde un punto de vista económico, el bajar los techos de producción minera, lo que permitiría incidir en el mercado con mejores precios del cobre y con mayores retornos económicos  para el país, a su vez, con menores costos ambientales para los distintos territorios afectados por la explotación minera. Lamentablemente, en Chile hemos transferido la soberanía de la Política Minera a las empresas transnacionales, las cuales poseyendo más de un 70% de la extracción total nacional, dictan lineamientos que apuntan a la extracción en grandes cantidades y al menor costo posible, en los territorios que les fueron transferidos mediante los tratados mineros.

El cuadro anterior se constituye en la gran deuda del proceso de democratización del país, el cómo se asume la gestión de los recursos estratégicos y de cómo supeditamos la política económica a los ciclos de la naturaleza. La cual se ve incrementada desde el hecho que actualmente estamos yendo contra todos los ecosistemas. Es así que en los últimos 10 años ya hay más de 170 especies en riesgo de extinción, extinción que nos afectará indirectamente y en modo ineluctable si no ponemos freno a esta situación. Es así que las Araucarias han entrado en un proceso de inanición y están muriendo, esto es una señal muy importante para la sociedad actual.

Resulta muy importante recuperar la capacidad de decisión, poniendo freno a una lógica irracional y extractivista, que pone en riesgo nuestra subsistencia en el futuro. Para ello es importante el crear nuevos mercados y nuevos modelos de desarrollo. Pues Chile posee la responsabilidad de haber incrementado fuertemente la generación de los gases de efecto invernadero, ocupando el segundo lugar luego de China. Nuestra responsabilidad pasa también por el hecho que Chile posee también entre el 80% y 90% de los glaciares del Cono Sur, lo que nos sitúa como actores primordiales en la salvaguardia de este Patrimonio de la Humanidad, dado que son muy importantes reguladores climáticos y fuentes de agua para las Comunidades y Ecosistemas asociados.

Hoy en día los derechos de agua se concentran mayormente en los sectores del industria, minería y en la agroindustria. Para ello, Chile debe dejar de seguir dando la espalda a las naciones vecinas y de seguir apoyándose en la extracción como único pilar de la nación, generando con ellos acciones concretas y conjuntas, para la defensa de los Territorios y Comunidades.

Los conflictos ambientales hoy en día, en su mayoría emergen desde la Energía y desde la Minería, situándose un 40% de éstos en territorio indígena. Donde el Estado no ha estado mayormente presente tal como sucede también con instituciones del mundo académico para investigar y proponer soluciones a los distintos conflictos en los territorios.

Si bien los escenarios son difíciles y de gran dificultad para muchas personas, dan luz también sobre el hecho que hay una mayor sensibilidad y un sentido de responsabilidad por parte de las comunidades, las cuales manifiestan su deseo de participación en la toma de decisiones.




Bibliografía:

Tratado minero:


No comments:

Post a Comment